Exijo una explicación

Todo lo escrito del punto en adelante es muy en serio. El resto sólo chacota.

Relatos absurdos de esta larga y angosta faja de tierra

Sucursal del Banco Estado cerca de la hora de cierre. Un guardia armado vestido de azul nos saluda con cara de «pronto me jubilaré para mandar todo esto a la mierda». Tomo un número de turno y justo era el que estaba avisado. Me acerco a la caja indicada.
-Buenas tardes vengo a cobrar un vale vista a mi nombre.
-Buenas. Su carnet de identidad.
La cajera, una señora mayor, escudriña la pantalla chequeando si el cliente ( o sea, yo) tiene o no lo solicitado.
-Ponga su dedo índice por favor (eso significa que ya me encontró en su pantalla).
Pongo el dedo índice derecho sobre un lector biométrico de huellas digitales, mientras pienso cuántas personas lo habrán hecho hoy día.
Mientras mi dedo lleva un aburrido y cansado minuto posado sobre el lector, la mujer con cara de no pasa nada, me dice:

– A ver, póngalo de nuevo
Lo levanto, y se lo pongo de nuevo (sonó medio raro, pero se trata del dedo…). La cajera, nuevamente pone la misma cara, y dice:

– Pruebe con el otro (mientras me indica la mano izquierda).
Hago lo señalado. Se repite lo mismo y noto su rostro de frustración.
Mientras tanto me preguntaba, ¿cuándo habré registrado mi dedo índice izquierdo en este banco?
También recordaba que había hecho recientemente varias operaciones de compra de bonos Fonasa en que a uno le piden poner el dedo en un lector biométrico, y nunca he tenido problemas. También me decía, ¿para qué entonces piden el carnet de identidad? ¿Si para cobrar unos miserables pesos tengo que mostrar mi carnet, mi huella digital, y luego me irán a pedir un test de ADN?
¿Si para robarse unos computadores de un ministerio y una caja fuerte, no fue necesario el carnet de identidad?

– Vaya a sentarse. Yo lo llamo después.
Yo obedientemente, me fui a sentar y esperé durante largos minutos, mientras un televisor apostado en la sala mostraba el noticiario con un nuevo robo de computadores desde otro ministerio. Hasta que por fin la señora me hace señas indicando que me acerque.

– A ver, ponga su dedo de nuevo.
Nuevamente la misma cara de frustración de parte de la mujer.

– Pásese el dedo por la frente y luego pruebe…

– No funciona

– Pásese el dedo por la frente y por el pelo…
Yo pensaba, ojalá esta vez resulte, porque si me pide que me lo pase por el culo… Era la primera vez que me pedían algo tan absurdo, y no sabía si me estaba tomando el pelo o qué.

– Es que usted debe tener el dedo gastado
Debe ser de tanto contar billetes o limpiarme el trasero, pensaba para mis adentros y quería decirle, pero me aguanté. Tal vez la señora a esa hora no estaba para bromas de ese tipo.

– Vaya a sentarse. Ya lo llamo.
Nuevamente me senté a esperar otros largos minutos, mientras pensaba: ¡qué agilidad de banco! Menos mal que estamos en la era tecnológica, si no, me habrían dicho, vuelva la próxima semana o el próximo mes.
Por fin la cajera, me indica que me acerque:

– Creo que ahora funciona. Ponga el dedo.
Lo pongo, y ella cambia su semblante. ¡Al fin!

– Es que el sistema conectado al Registro Civil estaba caído a nivel nacional.
Ahí está la explicación de dónde van a consultar las huellas digitales. Tal vez usaron un servicio en bicicleta…
Me hace firmar unos comprobantes y finaliza el trámite.
El banco ya había cerrado sus puertas. Eran más de las 14 horas. Me abre la puerta el guardia y lo miro queriendo decirle: «Mándelos a la mierda luego».
¡Viva la era tecnológica! ¡Viva la burrocracia!

25 julio 2023 - Posted by | Uncategorized

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