Exijo una explicación

Todo lo escrito del punto en adelante es muy en serio. El resto sólo chacota.

Historias de Beauchef 850. Los baños de la escuela.

Corría el año 1973 y el país se encontraba ad portas de un golpe militar. Yo había comenzado mi cuarto semestre universitario y en aquella primavera la efervescencia política inundaba todos los rincones de nuestro país. La escuela de ingeniería de la Universidad de Chile no era una excepción, con asambleas políticas casi a diario, los muros del vetusto edificio de Beauchef estaban repletos de carteles políticos y paredes pintarrajeadas de consignas políticas de uno y otro bando. Los baños eran el lugar predilecto para desatar por escrito alguna locura poética o antipoética existencial, algún lamento por un amor no correspondido, algún éxito o conquista sexual real o imaginaria, o también algún odio visceral político. Sí hay que precisar que la mayoría de los estudiantes de aquella época eran hombres. Cada año entraban 800 de los cuales sólo alrededor de 50 eran mujeres, las que para su desgracia debían conseguir algún baño de secretarias ya que el edificio no tenía aún habilitado baños para mujeres.

El interior de los privados WC o retretes eran el lugar preferido con más textos, pudiendo alguien estar sentado largos minutos leyendo, -además del motivo principal de la acción- alguno de los textos que lograban llevar a un estado de hilaridad no contenida que podía llamar a la curiosidad de alguien que pasaba cerca. Creo que se podría asimilar a la entretención que hoy en día a muchos les provoca ir al baño con el teléfono celular. No puedo dejar de recordar el famoso texto “En este lugar tan sagrado, al que viene tanta gente, hace esfuerzo el más cobarde y se caga el más valiente”. Pero también aquél que decía “Siga la flecha” junto a una flecha dibujada apuntando hacia atrás. Justo más atrás otro que decía lo mismo, para finalmente terminar en la parte trasera del retrete que decía “Qué difícil es cagar en esta posición, no?”. Y otro parecido, pero esta vez en el muro de los urinarios y a la altura de los ojos que también decía “Siga la flecha” con una flecha apuntando esta vez hacia arriba. Y así sucesivamente, hasta que muy arriba decía “Te estás meando los zapatos”. El ingenio no tenía límite. Por algo era la escuela de ingenieros.

El día 11 de septiembre de 1973 la escuela fue cerrada así como también sucedió con todas las actividades del país. Algo parecido a lo que ocurre hoy en esta pandemia, casi cuarenta y siete años después. Cuando por fin pudimos regresar algunas semanas después al levantarse el toque de queda durante el día, con suerte, porque algunas sedes y escuelas nunca más pudieron hacerlo, el viejo edificio de Beauchef era otro. No había ningún cartel y también ninguna pared o muro rayado. Todo había sido borrado con pintura. Los estudiantes no hablaban y mirábamos todos los cambios con algo de temor y preocupación. Lo que era el casino-cafetería ubicado en lo que hoy es una terraza junto al patio, estaba con algunos alumnos como siempre. De pronto y para sorpresa de muchos, un alumno se subió arriba de una mesa y comenzó a vociferar o arengar sobre lo que había ocurrido en el país. Su discurso no duró mucho. Tal vez menos de un minuto y a continuación escapó. Alguien, probablemente un soplón ajeno a la facultad, avisó a los milicos del regimiento Tacna, ubicado entonces a pocas cuadras de Beauchef, quienes llegaron a buscar al supuesto “subversivo”, el cual fue finalmente encontrado en el pabellón de química y llevado detenido. El alumno en cuestión era Manuel Riesco Larraín, dirigente estudiantil quien salvó su pellejo y afortunadamente apareció sano y salvo algunos años después, siendo reincorporado a la facultad y con quien compartí algunos ramos de final de carrera. Un brillante estudiante que obtuvo un magister en ingeniería civil industrial con mención en economía.

Volviendo a los rayados de las paredes que habían desaparecido y como para terminar esta historia, hubo una excepción que llamó la atención. El baño ubicado en el ala sur del primer piso del pabellón de mecánica o edificio principal, se encontraba pulcramente pintado. Pero había un texto que llamaba la atención escrito por algún militar o algún adherente al gobierno de facto: “Esta muralla es el papel del canalla”. Una expresión antigua cuyo origen desconozco, pero creo que puede venir de la España franquista, y cuya intención era evitar que alguien escribiese en ella. Pero ese alguien desconocido apareció a los pocos días y se atrevió a escribir a continuación: “Dónde se ha visto un canalla limpiándose el poto con una muralla”. Obviamente que después le siguieron el ejemplo muchos otros lindos canallas.

Gracias a Gerardo Samhan Escandar por ayudarme a recordar estas historias.

Fotografía De Ricardo Hurtubia – Flickr, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3119256

Publicado en mi Facebook el 18 de Julio de 2020

11 abril 2023 Posted by | Bitácora de vuelo | Deja un comentario

Un Rapanui en Barcelona

danihukeA Dani Huke le conocí en casa de mi hermano en Barcelona. Es una verdadera lástima que se les diga chilenos, en circunstancias que en Chile no se conoce casi nada de su cultura, de su historia. Son chilenos sólo por cercanía, por una casualidad geográfica. Pero ellos se sienten lo que verdaderamente son: rapanuis. La verdad es que no se sienten chilenos. Casi lo mismo pasa con otras culturas y etnias como los mapuches, los aymaras, etc. La diferencia es que ellos están más lejos y ello tiene su lado bueno. Llegan menos incultos a destruir lo poco que les queda.

Me atrevería a decir que hay más rapanuis fuera de Chile continental que dentro de éste. Dani llegó a España motivado por su espíritu marinero aventurero, isleño y viajero que tienen los pueblos polinésicos. Se enganchó con la historia de otro aventurero: el español Quitín Muñoz. La idea de probar que antiguas culturas pudieron construir embarcaciones con los materiales naturales que encontraban en sus tierras, y que luego surcaron los océanos para descubrir nuevos mundos, le atrajo profundamente. De esta manera pasó a formar parte de la tripulación de las Mata Rangui I, II y III. Fue precisamente esta última la que le trajo al viejo continente donde finalmente se ha quedado.

La gente lo mira con curiosidad por las calles. En esta ciudad los catalanes están acostumbrados a ver gentes de todas partes del mundo. Pero cuando ven a Dani quedan descolocados. No saben dónde ubicarlo. ¿africano? ¿centroamericano? ¿asiático? no, es muy alto… Es un hippie… sí eso puede ser… No. ¿Pero de dónde será?…. Soy Rapanui.  ¿Rapanui?… joder, ¿pero qué coño es eso?  Cuando se les explica que es Isla de Pascua o Easter Island todo queda más claro.

Su look en verdad no cuadra con nada conocido. Un largo pelo y barbas, sumados a un pareo amarrado en diferentes puntos transformado en una suerte de pantalón, collares con dientes de tiburón, un ukelele en la espalda, pulseras en los pies y por cierto descalzo. Una vez le obligamos a ponerse zapatos, para asistir a un espectáculo en el estadio Olímpico de Montjuic. Costó pero los mantuvo puestos varias horas. Le gusta que sus pies mantengan contacto con la tierra. Dice que es sano. Yo le creo.

No sólo su look no cuadra. Su estilo de vida tampoco cuadra con los cánones, con lo que la gente denomina normal. Es que Dani viene de otro mundo. Nacer y vivir en Isla de Pascua es como haber vivido en otro planeta. La gente vive más en contacto y en equilibrio con la tierra, el aire y el mar, es decir con la naturaleza. Barcelona no puede ser más distinto que la isla. Lo cual hace pensar qué es realmente lo que lo mantiene anclado a esta ciudad. El caballo lo ha reemplazado por una bicicleta. Pero su autenticidad, eso sí que no cambia y espero que nunca cambie.

Dani ya no es un desconocido en Barcelona. Ya no es confundido con un hippie ni con algún colgado de las drogas, de esos que habitan en las calles o carrers. La televisión de Cataluña, el canal TV3 ha hecho un documental con Dani. Puede verse en esta dirección.

Dani sigue siendo tan auténtico como siempre. Un embajador de Rapanui, sin embajada y sin sueldo.

25 noviembre 2008 Posted by | Bitácora de vuelo | , | Deja un comentario

Santiago: American way of life

Obeso mórbido

Obeso mórbido

¿Quiénes y en qué momento comenzaron a destruir nuestros barrios, nuestros almacenes, panaderías, farmacias, carnicerías, ferreterías y a reemplazarlos por supermercados distantes a los que sólo se puede ir en auto? ¿en qué momento la gente dejó de ir a las plazas el día domingo y comenzó a ir de paseo al mall o centro comercial? ¿cuándo la gente dejó de saludar al vecino y peor aún, dejó de conocerlo? ¿Qué hizo que los niños y muchos adultos se alimenten mal y cada vez se muevan menos transformándose en obesos?

Caminando por barrios y calles de Barcelona y otras ciudades de Cataluña me recordaba de dónde vengo y cuán distintos son estos barrios de los que conocemos hoy en Chile. Distinta era nuestra historia. Nuestros padres y abuelos así lo relataban. Santiago antiguo sí tenía barrios, tenía todo tipo de comercio a pasos de la casa. El carnicero, el almacenero, el panadero, y todos los dependientes del comercio podían nombrar a los cliente por su nombre. Les conocían. A muchos les veían diariamente. Como es todavía en estas ciudades que visité.

En Santiago ya no quedan estos comercios. Han sido reemplazados por supermercados. Y mientras más grandes mejor. Les llaman hipermercados y megamercados. Como son cada vez más grandes, para así contener más variedad de productos y gentes, no pueden estar en cualquier parte ni puede haber uno en cada cuadra. Por lo tanto hay que ubicarlos en lugares alejados de las casas y ello nos obliga a ir en auto, lo que a su vez les obliga a disponer de enormes sitios para estacionar o aparcarlos. Como el petróleo está caro y viajar al supermercado implica un gasto de tiempo y dinero, ya no se hacen las compras en forma diaria sino que mensual o quincenalmente. Como segunda derivada de ello, la gente camina menos, es decir hace menos ejercicio con las consecuencias ya conocidas. Un círculo vicioso perfecto.

Las ferreterías también han sucumbido siendo reemplazadas por un tipo de supermercados conocidos como homecenters. Aquí el ferretero o el dependiente ha sido reemplazado por bisoños e inexpertos vendedores que supuestamente asesoran y aconsejan al cliente. Según un viejo amigo contructor, por ende cliente obligado de estos negocios, estos vendedores sólo sirven para asesorar a la señora dueña de casa que desea pintar un cuarto de su casa, o cambiar una lámpara. Y algunas veces hasta aconsejan mal. Me recuerda de la experiencia que vió en el sector arriendo de máquinas y herramientas, donde a una señora acompañada de un niño, el vendedor les aconsejaba arrendar una sierra circular para podar las ramas de un árbol. Cualquier persona con criterio o que al menos haya leido las instrucciones de esta herramienta sabe que traen una advertencia clara de seguridad que dice que debe trabajarse apoyado sobre una superficie. Así cómo éste, los ejemplos abundan. Ante esta realidad los profesionales de la construcción, que antes podían consultar al vendedor de mesón que era un verdadero experto técnico, ahora ni se acercan al novato vendedor.

Esta venta del tipo autoservicio tiene un objetivo descubierto casi al mismo tiempo que la pólvora. Hay clientes que realizan compras en forma impulsiva, es decir no racional cuando la vista se obnubila de abundancia de productos. Compran cosas que no necesitan. Digamos que el hecho de poder tocar el producto, olerlo, mirarlo en detalle, impulsa muchas veces a su compra.  Sin embargo hay personas de malas costumbres que no sólo tocan el producto, sino que lo esconden y evaden su pago al salir por las cajas. Este denominado robo-hormiga ha resultado en un verdadero dolor de cabeza para las empresas del rubro, quienes han tenido que destinar cuantiosas inversiones en cámaras de vigilancia y pagar los servicios de empresas de seguridad. Así y todo, los niveles de pérdidas atribuidas al hurto son un porcentaje de las ventas que siempre se mantiene a raya y cada vez con más dificultad. Las consecuencias de ello son claras: se debe traspasar la pérdida a los precios. En otras palabras, si no existiera la tentación no existiría el robo. Al no existir el robo y el gasto en seguridad los precios serían más bajos. En resumen, todos los clientes pagamos más caro por un sistema que no elegimos y del cual no tenemos opción.

Los malls o centros comerciales son astilla del mismo palo. Y los abren hasta el día domingo y festivos. No recuerdo haber visto comercio abierto en España el día domingo. Salvo el negocio del pakistaní bajo el piso de mi hermano. Claro, es que ellos al ser musulmanes el domingo no tiene el mismo significado que para los cristianos. Su equivalente es el día viernes. Sin embargo casi nunca cierran y he visto ya una segunda generación sentada en la caja. Y no se paran ni para  ir a comer.

No recuerdo cómo ni cuándo las plazas y paseos públicos fueron reemplazados por estos centros comerciales. Hay familias enteras que van de paseo al mall. Si ello fuera poco se quedan a comer una rica y sana alimentación balanceada del Mc Donnal’s, del KFC, del Burger King u otro local de comida chatarra. El postre por cierto es un helado doble o algún otro embeleco de grasas saturadas disfrazado de postre y envuelto en un llamativo envoltorio, el cual se come caminando por los pasillos del mall. El resultado salta a la vista: abundancia de niños y adultos obesos. Les llaman la familia «Miranda». Porque se pasean sólo para mirar las vitrinas.

Lo anterior llama la atención al regresar a Chile. ¡Qué cantidad de ‘guatones’ y ‘guatonas’ (panzones obesos) circulan por nuestra ciudad! Los chilenos no eran así. Algunos erróneamente se enorgullecen de este registro que nos debería avergonzar: uno de los países con más obesidad de latinoamérica. Ello traerá una pesada carga sobre la salud pública en un futuro no muy lejano, al aparecer enfermedades como la diabetes y otras dolencias cardíacas a temprana edad.

Son las consecuencias de un estilo de vida que nos han impuesto. El estilo de vida americano o «American way of life». El de los gringos, de los norteamericanos que tienen el primer lugar de obesidad en América. Chile ocupa según la revista Forbes, el segundo país latinoamericano con más obesos (65,3%) superado por México (68,1%). Este estilo de vida, mal copiado como muchas otras cosas, hace que vivamos en casas con patio y entrada de auto -donde apenas cabe éste- y la casa sea cada vez más pequeña, donde el comercio de barrio ha desaparecido y con ello la vida de barrio. Donde las distancias para ir al trabajo o conseguir los servicios sólo se logran arriba de un auto, y los tiempos para el ocio y comer van desapareciendo.

Espero y confío que Europa nunca caiga en este mal estilo. Los malls e hipermercados no tiene cabida. Todavía es posible comprar todo lo necesario bajando a la calle y caminando unos pocos pasos. Me quedo con ese estilo de vida y con una ciudad hecha a escala humana. No con «la copia infeliz de América» que ha reemplazado a «la copia feliz del Edén» como dice nuestro himno nacional.

9 agosto 2008 Posted by | Bitácora de vuelo | , , | Deja un comentario

Catalonia I

Catedral La Sagrada Familia de Antonio Gaudí

Un tercer viaje a Cataluña permite ver las cosas con otra perspectiva, ya no con la típica mirada de turista con el cuello agarrotado y la boca abierta mirando edificios o sorprendiéndose con cada rincón medieval. Esta vez he recorrido más lugares, a pie, en bicicleta, en Metro o auto. He conocido y conversado con más gentes y me he formado una impresión del estilo de vida de allá y puedo compararlo con el nuestro. El resultado es que no sé si me dan ganas de llorar o de reir. Los chilenos tenemos una pésima calidad de vida, pudiendo ser mejor con los mismo recursos actuales. Hay cosas que creo jamás alcanzaremos.

Cataluña o Catalonia es una de las regiones autónomas más ricas de España. Barcelona su capital, es por su parte una de las ciudades más cosmopolitas y turísticas. También de las más ruidosas. Los motores de vehículos de dos ruedas inundan con decibeles las calles y avenidas. Salir a la calle es encontrarse con una verdadera torre de Babel de idiomas, colores y olores. Con toda esa cantidad de turistas que recorren sus carrers, cuesta encontrar alguien que hable castellano o español. En algunos sitios pareciera incluso difícil encontrar algún catalán.

Orgullosos son los catalanes de su idioma que defienden sobre todas las cosas. Un idioma que estuvo proscrito durante la dictadura franquista. Todos los letreros o avisos están escritos en catalán, los canales de televisión local transmiten en el idioma, los que no son pocos, y si uno se adentra hacia pueblos del interior, lo más probable es que le contesten en catalán si uno pregunta en castellano.  O tal vez ni le contesten. Sin embargo el catalán no es difícil de leer, y un poco más es entenderlo para los que hablamos castellano. Siempre y cuando no nos hablen rápido. Como cualquier idioma. Gran problema se encuentran aquellos estudiantes de intercambio de otros países de la Comunidad Europea que vienen a Barcelona sabiendo algo de español. A las dificultades propias de los estudios tomados se suma el entender el catalán.

Barcelona está hecha a escala humana. Es posible recorrerla en gran parte a pie, o por lo menos todo el barrio Gótico o barrio histórico y sus alrededores. Fácil es perderse en éste para aquellos acostumbrados a vivir en ciudades de trazado rectangular y más encima cuando la estrechez de sus carrers no permiten ver puntos de referencia, como puede ser la cordillera o una montaña. Incluso es posible que ni siquiera sepa de qué lado está el sol. Sus carrers van en todas las direcciones, se juntan, separan, doblan en cualquier momento. Un caos para nosotros. Pero ello se debe a su historia. Demasiada para nosotros. Nacida de Barcino, la ciudad romana, y luego cada sitio construido, demolido y reconstruido sucesivas veces a través de los siglos. Su nombre romano completo era Colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino.

El transporte público desde nuestro punto de vista está a un nivel inalcanzable. Buses en perfecto estado, cómodos, con aire acondicionado -algo impagable en días de verano insufribles- que pasan regularmente y cuyos conductores no se ven estresados. Nunca los vi repletos de gente. Posee un sistema tarifario integrado el cual permite viajar con un boleto combinando diferentes medios: autobús, metro, tranvía, tren. He contado siete líneas de metro las que se van cruzando a través de la ciudad y en algunos casos con los trenes de acercamiento que son empleados como un tren de metro más. Esto incrementa la disponibilidad de medios a más del doble. ¿Cómo nos veríamos los santiaguinos con trenes a todos los sectores cercanos como Colina, Quilicura, Renca, Peñaflor, Talagante, Melipilla, Calera de Tango, Buin, Paine, San José de Maipo, etc.?  Si así fuera, lo más probable es que los buses del Transantiago viajarían con pocos pasajeros y nadie andaría estresado.

Si lo anterior fuera poco, ahora el ayuntamiento de Barcelona implementó un sistema de arriendo automático de bicicletas a través de estaciones por toda la ciudad, llamado Bicing. Se usa una tarjeta similar a nuestra conocida y vilipendiada BIP, se acerca a una columna con sensor, se elije una bicicleta la cual se libera en forma automática. Se puede andar hasta por un máximo de 2 horas por trayecto debiendo dejarse en cualquier estación Bicing a través de toda la ciudad. Se cobra por tiempo de uso. El sistema no ha estado exento de críticas. Muchos se quejan que al ir a buscar una bicicleta no hay ninguna disponible, o las que quedan están en mal estado, o que el sistema no sirve si muchos van al mismo destino no encontrando dónde dejarlas, etc. Yo me pregunto: ¿podría implementarse un sistema similar en Santiago? Me respondo con otra pregunta: ¿cómo impedir que se las roben?. Hoy recuerdo haber visto un carro de supermercado llevado por un hombre en la calle que claramente había sido extraído.

Por mi parte me he contentado con usar una bicicleta usada que costó apenas 20 euros.

1 agosto 2008 Posted by | Bitácora de vuelo | | Deja un comentario