Cuando conocí a Sebastián Piñera
Nunca pensé que otra de las consecuencias del terremoto en mi casa, había sido recordar el día exacto que conocí personalmente al actual presidente de Chile.
Intentaba hacer un orden en el caos que quedó en el segundo piso donde solía tener mi estudio de trabajo y nuestro dormitorio. Cientos de papeles tirados junto a libros, cajas, ropa y un largo etcétera. Han pasado más de veinte días desde aquella fatídica madrugada del sábado 27 de febrero, y todavía no hemos podido poner orden. Pareciera como si un gigante hubiese puesto todas las cosas en un gran mezclador y luego presionado el botón de partida. Todavía no logro asimilar ni comprender cómo se movió y mezcló todo.
De pronto entre medio de las cosas que recogía e intentaba guardar, me encuentro con un viejo cuaderno. Se trataba de un cuaderno de mis tiempos universitarios. Al abrir sus amarillentas hojas de pronto me detuve en una fecha: 13 de mayo de 1978. Junto a ella titulaba «Charla Política Monetaria. Sebastián Piñera». Me vino a la memoria aquella ocasión en que el profesor de administración financiera, Antonio Krell, le invitó a dar una clase sobre política monetaria. Hace poco me enteré que el profesor Krell fue uno de los primeros socios de Piñera al regresar de los Estados Unidos, con el cual formó la sociedad constructora Toltén, que se dedicó a la construcción de casas en La Florida, Peñalolén y Macul.
Piñera ingresó raudamente a la sala de clases. Creo recordar que vestía una camisa blanca sin corbata con sus puños arremangados. Hablaba como una verdadera ametralladora al mismo tiempo que escribía en el pizarrón. Con razón luego le pusieron locomotora. Incluso en el lenguaje gestual de los sordomudos al referirse a Piñera lo hacen como tocando el pito de las antiguas locomotoras.
Fue la única vez que estuve cerca de él. A la sazón Piñera no debe haber tenido un capital ni cercano al millón de dólares. Tal vez ni a los cien mil dólares. Dicen que el crecimiento de dicha empresa le ayudó a formar un capital que más tarde le serviría para dar origen a otros negocios, entre ellos el más conocido, de las tarjetas de crédito Bancard y a los -parafraseando al mismo Piñera- «millones y millones » de dólares que son su patrimonio actual.
Hoy lo tenemos como presidente y con una tarea titánica que ni en sus peores pesadillas pudo aparecerle. Asumir la dirección política justo con el peor desastre natural: el peor terremoto desde el año 1960 y el quinto más intenso que se tenga registro.
Lo que parecía un sueño realizado, después de haber amasado una gran fortuna, ahora debe tenerlo sin sueño. Debe estar diciendo para sí: EXIJO UNA EXPLICACION!
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