Exijo una explicación

Todo lo escrito del punto en adelante es muy en serio. El resto sólo chacota.

Los carerraja al poder

Días atrás haciendo zapping por los canales nacionales me encontré con un nuevo programa de debate político, si es que algo de nuevo pueden tener éstos. Todo ello a propósito de la cercanía de elecciones municipales a lo largo de Chile. Estaban presentando a los candidatos a alcade por una de las comunas más populosas de Santiago: Maipú. Por un lado se presentaba el alcalde en ejercicio, quien por supuesto pretendía su reelección.

De pronto y antes de que la conductora del programa diera el pitazo inicial al debate, uno de los candidatos no queriendo perder el tiempo que por cierto es valioso en la televisión, en el mejor acto boxeril intentó dar el knock out en el primer asalto, o más bien antes de tocar la campana, acusando al actual alcalde y de paso también al programa, de haber filtrado las preguntas en beneficio de éste. La conductora quien también acusó el bajo golpe intentó apaciguar cambiando el tema.

Todo me pareció como un show más de televisión y estaba a punto de cambiar de canal, cuando me voy percatando de que el agresivo candidato que intentaba dar el golpe de gracia antes de comenzar el duelo, como quien cuenta siete pasos en lugar de los diez acordados y da media vuelta para disparar, me era un personaje conocido. Me puse a hacer memoria y efectivamente se trataba de él. Alguien que conocí muy de cerca en una empresa privada donde trabajé y cuya estatura moral no me cuadra con los estándares que se supone debe tener un futuro servidor público. Este personaje que hoy se postula y representa a uno de los partidos de oposición al gobierno, hace unos veinte años atrás andaba armado y servía a intereses deleznables espiando para la dictadura.

Conversando con otra persona que también le conoció y quien comenté lo visto en televisión, me corroboró lo anteriormente dicho: que también vió el arma que portaba en aquella época y que era un soplón de la dictadura. Si lo anterior fuera poco, y si alguien quiere comprobar algo más, consígase unas imágenes del día que llegó la prensa al lugar de detención del Coronel (R) Pedro Espinoza, uno de los personajes más siniestros de la antigua DINA, que fue condenado y ha estado preso en Punta Peuco por el caso del asesinato de Orlando Letelier. En dichas imágenes puede verse detrás de las rejas del recinto de la Escuela de Telecomunicaciones del Ejército y acompañando a Espinoza quien dialoga con los periodistas, al personaje que ahora hablamos, más joven por cierto y con un bigotillo que le caracterizaba. Es decir, este individuo tenía nexos con los más siniestros personajes y organizaciones de nuestra historia republicana.

A la misma persona que me validó lo afirmado, le escuché por primera vez un término acuñado por quizás quién. Me dice que se está instalando lentamente en el poder el carerrajismo. Es decir, personajes que resultan ser unos verdaderos carerraja y que de a poco nos iremos acostumbrando tanto a ellos que pronto nadie notará la anomalía. Curiosamente la palabra se parece a «los Carejarro», unos delincuentes que hace poco salieron profusamente en televisión al ser detenidos por narcotráfico. Pero es sólo una coincidencia.

El término carerraja se ha instalado en el vocabulario chileno, y se denomina así a aquellas personas que muestran un rostro inmutable mientras mienten sin siquiera pestañar. Es equivalente al antiguo sinvergüenza, a aquél que sabiendo que su reputación está por el suelo, se presenta en público con la cara en alto como si nadie supiera la verdad.

Desgraciadamente nuestro Chile se caracteriza por sufrir de amnesia y las personas que han participado en actos reprochables se olvidan con facilidad. Si hay algo que admiro de la prensa norteamericana es su capacidad de investigar y evitar la llegada al poder de personas que han tenido algún oscuro pasado, reprochable ética o moralmente.

Las alcaldías son un apetitoso feudo donde los alcaldes electos adquieren demasiado poder sin control. Administran demasiados recursos económicos, en especial en aquellas comunas de la ciudad de Santiago, que envidiaría cualquier gerente de empresas. Con la gran diferencia que para dirigir una empresa privada se necesita una formación profesional en el área de negocios además de exitosas experiencias. Para ser alcalde basta con ser apoyado por un partido político y lograr mayoría de votos. Y una vez en el poder, muchos siguen haciendo carrera hacia el poder legislativo. ¡Y logran llegar!

Con este tipo gente en el poder, qué se puede esperar. ¿Que los jóvenes se interesen en participar e inscribirse para votar? ¿Esperaremos que lleguen al poder los carerraja y luego también los carejarro?

Como decía Condorito, ¡Exijo una explicación!

25 septiembre 2008 Posted by | Para el portarrollos del WC | , | Deja un comentario