Exijo una explicación

Todo lo escrito del punto en adelante es muy en serio. El resto sólo chacota.

Los Estados Hundidos

Impacto profundo

La temporada de huracanes se veía anticipada y con inusitada violencia en el hemisferio norte. En pocas semanas fuimos testigos de un tren de huracanes. Venían uno tras de otro.  Creo que fue Hanna, luego Gustav, Ike y Norbert. No sé a quién se le ocurrió ponerle nombres a estos desastres naturales. Es como si los chilenos le pusiéramos nombres a nuestros terremotos. Manuel al de marzo de 1985, Francisco al de julio de 1971 y así sucesivamente.

Nada hacía presagiar el huracán que apareció de la nada a fines de septiembre. De la misma nada en que se transformaron algunos papeles financieros que muchos creían que tenían gran valor, y que de aparecer en las pantallas de los centros financieros mundiales fueron a parar directamente al portarrollos del papel higiénico. Este huracán no venía del Atlántico como todos los anteriores sino del mismísimo Wall Street. Los noticiarios han dado amplia cobertura a la debacle financiera que comenzó a  gestarse en el corazón de norteamérica y que con el transcurso de los días han hecho aparecer a Bush en la televisión más veces de las que el estómago es capaz de resistir. Todo esto además ocurre en pleno final de campaña política haciendo sospechar a más de uno sobre el verdadero propósito de este huracán. Porque a diferencia de los naturales, estos huracanes financieros son  gestados por el mismo hombre en su ilimitada ambición y codicia.

Muchos ciudadanos de a pie no logran entender cómo de la noche a la mañana papeles financieros, y lo que es peor, empresas, dejan de tener valor. Intentaré explicar lo que yo entiendo.

En los Estados Unidos existen bancos de inversión además de los bancos comerciales que conocemos en nuestro país. La base de las remuneraciones de sus ejecutivos está en el reparto de utilidades, es decir casi la mitad de lo que ganaba la empresa iba a formar parte de sus remuneraciones en forma de bonos. Por ejemplo los empleados de los cinco mayores bancos de inversión recibieron 66.000 millones de dólares el año 2007 de los cuales 39.000 eran bonos.  Dado que los sueldos dependían directamente de las utilidades de la empresa, hincharon o inflaron artificialmente las cuentas,  comercializando en forma piramidal fondos e instrumentos financieros cuyo respaldo último eran activos sin el valor que aparentaban tener (ejemplo: hipotecas de casas). En otras palabras, se utilizó el viejo truco piramidal que tantas víctimas -y a  mucho menor escala- han debido caer en diversos sistemas fraudulentos de ganancia rápida. El último que conocimos en Chile fue el de los quesitos y Madame Gil. Pero esta vez se trataba de miles de millones de dólares. La cifra final tal vez nunca se sepa, pero miles de millones puede ser sólo la punta de un iceberg.

En el intertanto, el presidente Bush se vió obligado a solicitar al Congreso norteamericano la aprobación de fondos públicos, es decir de todos los contribuyentes, para intentar tapar el hoyo y evitar que la sangre llegase al río, es decir, que el tinglado se desarme produciendo un efecto dominó sobre toda la economía. Pero como vivimos la era global y todos los sistemas están interconectados, la economía también lo está, por lo cual el efecto de esta podredumbre llegará tarde o temprano a todos los rincones del planeta.

Nuestras autoridades económicas han querido poner paños fríos diciendo que nuestro país, Chile, está en inmejorable situación como para enfrentar esta inesperada situación financiera y económica que se avecina. Lo que sí está claro es que nadie saldrá ileso del paso de este huracán. Los primeros en ser afectados y nadie acusa recibo del golpe bajo son nuestros fondos de pensiones. Y aquí quiero detenerme en apuntar con el dedo a un sistema perverso que fue concebido para que ganen siempre los de un lado (los accionistas) y los del otro, los trabajadores que imponen mes a mes durante toda su vida, a veces ganen y otras pierdan… Este es el caso, en el que sólo contando lo que va de este año hasta septiembre, muchos cotizantes entre los que me incluyo, hemos perdido el equivalente a una década de cotizaciones o tal vez más. En otras palabras, si durante todos estos años no hubiésemos cotizado nuestros fondos estarían con el mismo saldo que ahora quedaron. Nuestro 10% mensual se fue por el WC mientras que el 2% fue a parar a los bolsillos de las AFP libres de polvo y paja. Ha llegado la hora que nuestras autoridades hagan algo al respecto de una situación que a todas luces es injusta. De la misma manera que nuestros depósitos bancarios están cubiertos por una garantía estatal, que en Chile alcanza la ridícula suma de 120 UF, algo así como $2.520.000 o el equivalente a 2.965 euros, en Europa se está pidiendo garantizan por 50.000 euros cada cuenta. ¿Por qué entonces no pensamos en garantizar por parte del estado algo mucho más importante, que son nuestros fondos de pensiones ahorrados? Hay que hacerlo ahora antes de que el barco se vaya a pique y las ratas escapen de los Estados Hundidos.

12 octubre 2008 Posted by | Para el portarrollos del WC | | Deja un comentario